Día Mundial de la Salud
En la situación de emergencia sanitaria en la que nos encontramos, desde el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz, dedicamos el día Mundial de la Salud a la defensa del Sistema Sanitario Público, al reconocimiento de todas las ramas profesionales sanitarias, al reconocimiento de sectores como el transporte, alimentación, limpieza o sector textil y, además, nuestra especial mención a los y las profesionales del Trabajo Social sanitario y de emergencias.
Agradecemos la labor y la dedicación de sanitarios y sanitarias que también se ven vulnerables ante la crisis del COVID-19 por la ausencia de recursos, como equipos de protección individual. También agradecemos la labor de otras profesiones imprescindibles como transportistas, personal de limpieza, personal textil y alimentario que hacen posible la cobertura de las necesidades básicas de la población y que también hacen posible que podamos quedarnos en casa protegiendo y no sobresaturando el sistema sanitario.
Como corporación de derecho público con funciones de defensa profesional y de defensa de intereses de la ciudadanía usuaria de servicios que ofrecen profesionales del Trabajo Social, defendemos el sistema sanitario público, que tras la aplicación de recortes presupuestarios desde 2010 se ha visto gravemente deteriorado y progresivamente privatizado. La menor inversión pública ha afectado en la calidad, a la disminución de profesionales y ha aumentado las listas de espera; además, el sistema sanitario ha sido reestructurado para dar respuesta a intereses privados a través de conciertos, cuando el sistema, con una disposición presupuestaria adecuada, debe dar cobertura a la población de forma eficaz.
Defendemos un sistema Sanitario Público:
1) Universal: atiende a cualquier persona sin discriminación de ningún tipo: ni situación administrativa ni situación de cotización.
2) Gratuito: la atención en el momento de ser recibida no supone desembolso económico. La sanidad se ha de sufragar con presupuesto público suficiente, y sabemos que es un modelo eficaz y realista que ha funcionado.
3) Equitativo: es decir que es igual, es justo e imparcial para toda la ciudadanía. No queremos un sistema sanitario que diferencie entre clases de enfermedades o personas que acuden a él.
4) Integral: atiende a todas las enfermedades, sean rentables económicamente o no.
5) Salubrista: promociona la salud mediante Políticas de Salud Pública y Comunitaria. La salud es cosa de todos y de todas.
6) Integrado: está organizado en niveles de atención debidamente coordinados.
7) Participativo: permite la participación de los profesionales y de la población.
8) De la máxima CALIDAD porque dispone de todos los recursos necesarios. Recursos económicos, materiales y personales.
Los y las trabajadoras de la sanidad pública ya estaban afectados/as antes de la crisis sanitaria del COVID-19: sobrecarga de trabajo, prolongación de jornadas laborales, la imposibilidad de descansos… Todo ello conduce al aumento de las listas de espera en todas las actividades sanitarias, la pérdida de la calidad del SSPA y la idea de que otros modelos de sistema, como el privado, funcionan mejor. En la actualidad, la situación se ve aún más agravada debido a que la falta de recursos materiales y profesionales implican un riesgo y una sobreexposición que afecta al sistema, a profesionales y sus familias.
Queremos también poner en valor el Trabajo Social sanitario, que con más de 30 años de historia en el sector se hace más que imprescindible. Nuestras funciones se concretan en la atención social integral desde la intervención individual-familiar, grupal y comunitaria, tanto en el área hospitalaria, urgencias, salud mental u otros servicios específicos sanitarios, siendo el/la profesional de enlace entre el sistema sanitario y el resto de sistemas de protección. La salud no es solo la ausencia de enfermedad, por lo que nuestra profesión es más que necesaria para atender a la ciudadanía de forma integral más aún en estas circunstancias de emergencia no solo sanitaria, sino también social.
Ya es posible ver determinadas consecuencias sociales y económicas de esta crisis y cómo ha afectado de nuevo a los sectores más vulnerables: familias con menos ingresos, víctimas de violencia machista, personas mayores… Por ello, no es posible una recuperación ni una prevención sin inversión pública adecuada que asegure el correcto funcionamiento y calidad de los sistemas de protección, los pilares del Estado del Bienestar y la investigación.
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